Movimientos extraños de la lengua y la faringe, que no solo pueden torturar al paciente a la hora de hablar, masticar, dificultad para tragar, también, provocan daños en las encías (Periodontitis) y con ellos, el peligro del sostenimiento de unos dientes sanos, predispuestos a moverse tanto por los estragos de la enfermedad como por la ausencia de un tratamiento.
Son pocos los profesionales de Odontología que conocen la distonía oromandibular. Problemas como la excesiva presión en las mandíbulas y la dificultad para mantener la boca abierta en algunos casos, requiere el uso de sedación y costes adicionales para realizar el trabajo en un quirófano alquilado o en una clínica privada.
No todos los profesionales pueden acceder a estos medios por su dinámica laboral.
El grito del silencio y del hambre. |
Sería una prioridad la investigación de la enfermedad, en este tipo de distonía, pues estamos hablando de pacientes, en algunos casos, muy jóvenes, que no pueden o no van a poder comer, en un breve espacio de tiempo, y a los que hay que alimentar,
La toxina botulínica, en algunos casos llega a proporcionar una mejoría de 40 al 60% y en otros es ineficaz. A veces, ayuda más para hablar que para comer, por la imposibilitad de infiltrarla en la lengua.
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